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  • Nehemías Domínguez

Del comal a la mesa...


¿Tú que prefieres, agarrarlas directamente del comal o servirlas en un plato para disfrutarlas en la mesa? Me refiero a las quesadillas, que se me han antojado a estas horas de la madrugada sentado frente a la Tablet disfrutando de tan agobiadora serie “La Casa de las Flores” en su segunda temporada ¡creo! por tercera o cuarta ocasión. Pero cómo no disfrutar de una de las emblemáticas series de los últimos dos años que ha venido a darnos una bocanada de frescura con sus personajes llenos de temas tan anticuados pero que siguen siendo tabúes en la sociedad actual.

Si te gusto esa serie entenderás la referencia de Paulina de la Mora con su célebre frase “A mí me salen muy bien las quesadillas, no por eso voy a sacar mi comal a la banqueta y las voy a vender, ¡mi amor!” si por el contrario no le entiendes o no lo has visto te invito que hagas uso de tu albur mexicano para desempolvar tu imaginación y sagrado doble sentido. Retomando mis quesadillas que si son con queso derretido al calor que emana el fuego a través del comal para ablandar una tortilla de harina tan suave como te la puedas sentir en tu paladar con esa esponjosa sensación de ligereza que te hace disfrutar tan peculiar olor; todo ello, acompañado de una taza de café recién preparado, aromas indescriptibles pero que seguramente conoces muy bien. Esta es una noche como cualquier otra, la diferencia seria el fresco ambiente que se percibe afuera por la llegada del otoño que seguramente se convertirá en invierno rápidamente, lluvia ligera que se vislumbra a través de la ventana con los arboles moverse cadenciosamente con el susurro del aire, mientras recuerdo lo excitante que sería salir a caminar entre las empedradas calles de Guanajuato donde se disfruta el correr del agua, tan tranquilo y apacible hoy día derivado de la cuarentena que vivimos, donde sin duda en otros ayeres habría tenido movimiento y los callejones serian refugio de parejas románticas, familias enteras, jóvenes felices o cualquier visitante que deseara disfrutar de su hermosa arquitectura, acompañados de una botella de agua y un cigarrito, quizá una copa de vino o la bebida de tu preferencia.

Si, seria ¡genial! Poder disfrutar de ello y mi quesadilla acompañada de una taza de café en cualquier restaurante al aire libre, más por hoy me quedo en casa, con mi cena y a kilómetros de distancia de un memorable Guanajuato que conquistara como cada año con su festival al mundo entero en versión streaming del Festival Internacional Cervantino.

“Hasta la rosa más hermosa tiene espinas” nos quedó clarísimo en tan aclamada serie que yo siendo conservador bipolar, no puedo dejar de reírme con tan suculento sarcasmo, lleno de cinismo seco, sin mesura, pero a la vez muy bien conservado que hasta el más serio rompe a carcajadas con las ocurrencias de una mujer temerosa a la sociedad y las reglas. Personaje increíblemente moldeado con ese típico humor negro que ha caracterizado a Manolo Caro a través de sus diferentes propuestas, las series web como se denomina a este nuevo género que ha nacido con el auge de servicio streaming ha cautivado no solo a propios y extraños, sino a nuestras billeteras que han sido las más sacrificadas al adelgazarse mes con mes con el pago de los servicios.

No estoy para dar clases de finanzas así que a lo mío, humor negro calculado en cada dosis de sus personajes tan reales que no necesitas pensar a quien de tus amigos o familiares se parece, sino solamente reírte de lo que seguramente alguna vez hicieron o dijeron juntos. Pues te hace revivir a la persona en el momento justo con la calidez necesaria para envolverte en las tramas y peripecias de una familia como cualquier otra. Personajes con traumas, aciertos y necesidades que como tú o yo en la vida real enfrentamos, pero que no nos atrevemos a subir a ese tranvía tan elocuente que se llama “deseo” (mi recomendación: Un tranvía llamado deseo de Tennessee Williams) todos deseamos algo que tenemos, pero no valoramos.

Personajes con traumas, aciertos y necesidades que enfrentamos en la vida real, pero que no atrevemos a subir a “Un Tranvia llamado deseo” como el de Tennesse Williams que sin duda te hace remembrar a un Nueva Orleans muy fiestero como yo recordaba esta noche a Guanajuato. La casa de las flores no es más que esa rosa que te espina a diario cuando por error pasas cerca de ella o ese crisantemo que al llegar el otoño te ilumina los días, aunque sea por corto tiempo, mientras que una bugambilia se marchita anticipadamente a su época de deterioro. Hablar de flores no es fácil, sobre todo si una de ellas ha partido de este plano dejando su marca indeleble en los escenarios con un aroma único que seguirá percibiéndose al pasar del tiempo.

Incontables actores dieron vida a ese entrañable personaje de la “Bugambilia” en aquella icónica puesta en escena que nos remontaba al famoso salón México, al teatro blanquita de nuestros padres, a la época de las rumberas de nuestros abuelos; cuando la delincuencia tenia clase que se hacían llamar “pachucos” no “chakales” como les dicen hoy y la mujer que con delicada cadencia en sus movimientos al caminar no necesitaban subir la falda más arriba de las rodillas para cautivar con su femineidad. Si mi querido lector, me desvío del tema para reconocer a los grandes actores que encarnaron en algún momento “Aventurera” icono de todo lo que sería irreverente en una sociedad machista y conservadora. Dar vida a un personaje Drag con todo lo que eso implica no fue fácil en aquellos días y hoy desafortunadamente continúa siendo un tabú, si no me crees pregunta al queridísimo Rogelio Suarez mejor recordado como “El Chakaz” en el musical “Hoy no me puedo Levantar” que antes de esta pandemia encarnaba a una de las cuatro mujeres engañadas por un astuto hombre en el musical “mentiras” para su versión Drag, ameno adaptación que podremos disfrutar en su versión streaming tal como ocurrió con su versión original semanas atrás.

Suicidio o no, la realidad es que su partida ha consternado al medio del espectáculo y a quienes en alguno momento disfrutamos de su talento, podemos decir que sin duda es una flor que se marchita dejando con su ausencia la necesidad de ese aroma característico de las bugambilias; no me corresponde juzgar o señalar su decisión más si es mi responsabilidad reconocer su talento y legado a una comunidad que exige a todas voces libertad y respeto por y para ellos, que en el pasar los años a título personal considero se ha perdido la esencia pues se ha confundido libertad con libertinaje. Respeto para que me respeten, sería genial aunque muchas veces continuamos desvirtuando una noble causa como aquella donde se lucha por los derechos de la mujer y se termina violentando a la misma, donde se pide a gritos “ni una más” y a la par exigen el derecho a quitar una vida inocente.

No soy idealista, solo soy un conservador dispuesto a dar paso a la serena modernidad que se abre camino en cada nueva generación naciente, a diferencia de los adultos que se aferran a mantenerse vigentes como jóvenes, me caracterizo en conservar mis principios mezclados con ese aire de frescura que me regalan las nuevas ideas.

Virginia de la Mora entendió que sus flores no solo son bellos elementos decorativos o aromáticas con esencias vivas, son también vida que nace, crece, se reproduce, enaltece la belleza, es admirada y por supuesto se marchita para después morir en la oscura soledad de un rincón donde nadie recuerda su color, forma e incluso sabor.

Amante de las propuestas de Manolo Caro espero con ansias el estreno de “Alguien tiene que Morir” prometedora producción de desencajado velo negro en una España conservadora y tradicionalista, habida de libertad ante los embates de la era Franquista propia de los años 50´s, con familias tan celosas de sus pasiones que engruesan las historias secretas entre los muros de sus edificios como los “Imperios de Mentiras” que se tejen en algunas familias. Si no conoces mucho de Manolo Caro date una vuelta por San Miguel de Allende donde quizá te topes con “la vida inmoral de la pareja ideal” tan propio de nuestra sociedad o tal vez desees buscar un espacio dentro de la ruidosa ciudad de México para disfrutar del próximo eclipse lunar y te puedas topar con algunos “perfectos desconocidos” que te seduzcan con sus historias al sabor de las sombras donde lo prohibido te sienta mejor, que hace de esa carcajada incomoda mezclada con nerviosismo tu reflexión ante la duda existencial: “no sé si cortarme las venas o dejármelas largas”. Nos leemos en la próxima.

@doivan

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